No eres lo que te han contado,
ni lo que te han amado.
Tampoco fuiste tus trabajos,
ni eres tus altibajos.
No seas como esperan,
ni actúes para que te vean.
Nunca has sido un colectivo,
ni eran los demás el motivo.
No pudiste evitar el pasado,
ni eres lo que te han criticado.
Ningún futuro será como planeas,
ni lo creerás cuando lo veas.
No serás lo que estereotipaste,
ni de quien te emancipaste.
Nada te hicieron las amistades,
ni fueron las hermandades.
No creas a tus pensamientos,
ni vayas al vaivén de los vientos.
Eres, has sido, eras, fuiste, estás siendo y serás tú; no cabes en adjetivos ni en comparativas.
Los demás irán exponiéndote, voluntaria o involuntariamente, a situaciones y te provocarán emociones que te harán descubrir quién eres, de ti depende escoger la opción de crecer de lo que te pasa o culpar a tu desdicha.
Sólo puedes aceptar quien eres, encontrar aquello que está dentro de ti, tanto miedos como alegrías; eres todo eso y también más, virtudes que aún ni conoces y que sólo conocerás si siembras aprendizaje, autoconocimiento y amor propio.
Quiérete mucho, ámate tanto que no sepas ni el porqué.