Para hoy te quería traer un poema que algún día entró en mi mente hace ya muchos años. Creo que es una hoja de ruta desde el punto de vista psicológico y no me podía resistir a compartirla. Como todo, aquí no se acuñan verdades absolutas y el poema tiene ciertas frases que yo me cargaría de un plumazo y otras que matizaría, pero no deja de ser una enriquecedora invitación a la reflexión. A ver qué te parece a ti.
No culpes a nadie, nunca te quejes de nadie ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida.
Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar, corrigiéndote.
El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.
Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer; las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón.
Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar; nunca te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acepta que de una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tú siempre has de ganar.
No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño; recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.
Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu fracaso; has sido el ignorante, el irresponsable; nadie pudo serlo por ti, no olvides que la causa de tu presente es tu pasado así como la causa de tu futuro será tu presente.
Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán.
Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte, dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tú mismo eres tu destino.
Y nadie puede sustituirte en la construcción de tu destino.
Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es: el pretexto de los fracasados».