Heráclito fue un filósofo jónico que contaba estas batallitas hace ya 2.500 años; es más, la palabra crisis deriva del griego y viene a significar algo como “separación”, es decir, diferencia de tiempo entre un antes y un después. En la actualidad, hemos degenerado la palabra de tal modo que sólo nos quedamos con la parte negativa y traumática de los cambios.
Este filósofo hizo muchas aportaciones al campo de la filosofía, pero es icónicamente conocido por la frase que dice: “No es posible bañarse dos veces en un mismo río”.
La interpretación de la frase tiene dos elementos importantes: el primero es evidente, que cambiamos constantemente y no somos los mismos que entramos y salimos del río; pero no hay que olvidar que el río también cambia, entretanto nosotros permanecemos en él están sucediendo eventos a nuestro alrededor.
El río lo podemos extrapolar a mil y un elementos. El más vistoso es quizá las relaciones de pareja, donde ni los miembros que la conforman ni la propia relación que constituyen permanecen inmutables. Y ahí es donde entra la magia de “siempre hay algo nuevo que descubrir”, pero también puede aparecer el reproche de “has cambiado, no eres el mismo”.
La cuestión es cuánto se aleja de nuestros deseos que la otra persona cambie, es decir, que los cambios de la otra persona están yendo en una dirección diferente a la que queremos que vayan.
¿Cuántos esfuerzos hacemos para tratar de que el otro se parezca al que conocimos hace 10 años?
¿Cuántos ultimátum damos para que se ponga a hacer eso que nunca ha hecho pero que nos interesa que haga?
No tiene sentido, pues cada persona es dueña de su propio cambio y de su aparente estatismo; si la persona se ve forzada a cambiar es posible que cambie, pero de una manera torpe, efímera, a empujones y será pan para hoy y la misma hambre de ayer para mañana.
La vida está en constante cambio, la cuestión aquí es si nosotros somos capaces de ir digiriendo y disfrutando de los cambios que se van sucediendo. Muchas veces seguimos caminando hacia adelante con la mirada puesta hacia atrás y la vida te sienta porque aparecen obstáculos y no los vemos venir; pasan las oportunidades de largo que no ves porque seguías mirando por el retrovisor en lugar de a la carretera que ibas transitando.
Suelta lo que pasó.
Mírate cambiar ahora.
Elige lo que está por venir.