Una de proyección psicológica

El común de los mortales disfruta apoyando y apoyándose en los demás, pues somos seres sociales y esto se ve reflejado en la influencia de la epigenética en nuestro ADN.

De este modo, cuando a alguna persona con la que tenemos vinculación afectiva le ocurre algo que le está generando dolor, tratamos de confortarlo, animarlo o ayudarlo.

¿Qué es lo que ocurre? Que en muchas ocasiones ofrecemos la ayuda que a nosotros nos gustaría que nos diesen si fuésemos esa persona, pero eso no significa que sea lo que la persona requiere de nosotros en ese momento.

Este fenómeno está relacionado con la proyección psicológica; a mí me gusta mucho definirlo con un refrán de andar por casa, que viene a decir “lo que dice Pedro de Juan, dice más de Pedro, que de Juan”.

Es decir, lo que en este caso ofreceremos a la persona estará basado en nosotros mismos y no tanto en el problema de la persona ni en la persona misma. En efecto, la proyección se debilita y nuestro consejo será más pertinente o enriquecedor si tenemos algún referente objetivo sobre el que estemos aconsejando o bien somos buenos escuchadores y nos hemos empapado de cómo se siente la persona antes de brindarle nuestra ayuda o consejo.

De no saber muy bien cómo aportarle a la persona, siempre es recomendable hacerle la siguiente pregunta a la persona que pretendemos ayudar: “¿te puedo ayudar en algo?”.

Esta pregunta tan sencilla puede ayudar mucho más que cualquier tipo de confort que estemos dispuestos a ofrecer, pues permitirá a la persona expresarse e incluso la comprenderemos más que si damos por sentado lo que le ocurre y lo que necesita par sentirse mejor.

Otras veces, la persona no sabrá lo que quiere o sólo necesitará de que estemos cerca, como suele ocurrir en los fallecimientos de seres queridos o rupturas de pareja.

Teniendo en mente esta idea, he querido plasmarla en estas dos viñetas en clave de humor, ya que muchas veces se agolpan a nuestro alrededor personas deseosas de ayudarnos de manera genuina pero ninguna nos pregunta “¿qué te pasa?” o “¿te ayudo en algo?”, sino que nos mandan muchos consejos, hacen cosas por nosotros que no requeríamos o repescan un suceso de su pasado para aplicarlo a nuestro presente.

Esto es algo de lo que intentamos no pecar los psicólogos, pues somos preguntones en terapia y lo habitual es que escuchéis bastante la frase “¿a qué te refieres con…?” para evitar caer en inferencias y suposiciones erróneas.

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